Supe que me amabas

Supe que me  amabas
Emma Núñez y su hija Mary

domingo, 8 de mayo de 2011

Madre Antigua

Hijo..., tú quieres una madre antigua,
una madre difícil de encontrar en esta época...,
pues en la actualidad ya no hay antiguas....

Ahora sólo existe en cada madre una mujer,
una mujer que siente, que desea, que anhela,
que quiere respirar por sí sola, libremente,
como las palomas y las aves que anidan con sus
críos y trabajan para ellos y les dan abrigo.

Y que en épocas de frío vuelan con ellos
a ver otros lares.

Y los guían para que aprendan el camino que
la vida les ofrece y en su largo recorrido les
envían adelante o viceversa, para luego reunirse
con ellos nuevamente.

Todo hombre debe forjarse un ideal...,
en su trabajo, en la sociedad, con sus amistades y
compañeros.

Un ideal de mujer, un ideal de pareja,
de hijos... y de hogar.... Asimismo de superación
intelectual, moral y de respeto, respeto a su persona,
a su integridad y condición de Ser Humano.

No importa que Dios haya escogido a la mujer para
concebir en su seno y cuidar durante 9 meses a un
nuevo ser y que su cuerpo lo adaptará para el momento
milagroso de que vea la luz del mundo al que llegó.

Hijo, sólo te pido que no juzgues mal a nadie...,
y menos a tu madre.

Ya eres mayor de edad, no te amargues tan temprano
la existencia.

Vive la vida con entusiasmo y alegría, dale amor
y afecto sincero a los demás, pero más que a nadie,
a los tuyos, primero a los de tu casa y enseguida a
tus semejantes que al final del camino habrás cargado
sobre tus espaldas... una cruz muy grande..., pero de
peso... muy ligero....



¨"Alma...mi alma"
Emma Núñez T.
"Maryen"

Hay una mujer

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor
y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.

Una mujer, que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana
y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud.

Una mujer, que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños.

Una mujer, que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama, y siendo rica dará con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

Una mujer, que siendo vigorosa, se estremece en el vaguido de un niño y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un León.

Una mujer, quien mientras vive, no sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo tan solo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios...

De esa mujer, no me exijáis el nombre, si no queréis que empape con lágrimas vuestro álbum, por que yo la vi pasar en mi camino.

Cuando crezcan vuestros hijos leed les esta estampa y ellos cubriendo de besos vuestra frente sentirán estas líneas un boceto del retrato de su madre.